La desesperación y como aportar luces para resolverla

Hola a todos:

 

Me escriben muchas personas diciéndome que “están desesperadas”.

 

Mi recomendación para ellas es que se refugien en la Energía del Número 19. Este número posee una energía Maternal y poderosa. Como ya les he dicho el Código Sagrado para las situaciones desesperadas es el 19.

 

En este orden de ideas, pueden, además de recitar el Código mencionado, hacer la siguiente Plegaria:

AMADA ENERGÍA DEL NÚMERO 19. TE SALUDO, TE AMO, Y TE DOY GRACIAS. TE PIDO QUE ALEGRES MI EXISTENCIA CON………. (Exponer la necesidad.) POR FAVOR, DAME SEÑALES CONTUNDENTES QUE ME PERMITAN SENTIRTE; PERO POR SOBRE TODO, DAME LA PAZ QUE REQUIERO. ME COMUNICO CONTIGO DE CORAZÓN A CORAZÓN, Y TE PIDO QUE TE APRESURES.

 

En el Universo todo es energía, así que siempre debemos hablar en términos de energía. Los Códigos Sagrados pertenecen al Reino del Corazón, y es allí donde están las respuestas. Muchas personas oran a un “Dios externo” ajeno a ellas, separado de ellas, por eso sus oraciones no producen los resultados que ellas esperan.

LOS CAMBIOS SE HACEN PRIMERO EN EL INTERIOR, y luego se manifiestan en el mundo físico. En las alegorías orientales “el corazón” es La Mente Subconsciente. Por eso los Seres de Luz han dicho que hay que buscar en este Universo Interno que gobierna el 90% de la actividad mental.

La parte consciente solo es el 10%. La sanación comienza con la comprensión de lo que está sucediendo. A raíz del cambio planetario y la Ascensión, se está liberando material “reprimido” del subconsciente, proveniente de miles de existencias.

Es apenas lógico que esto cause algunos traumatismos, pues los Seres de Luz están “barriendo la casa mental”, para poder cambiar los sistemas de creencias y establecer unos esquemas nuevos acordes con la Realidad Divina.

Si avanzan pacientemente por este sendero, verán desaparecer muchas de sus sombras y gradualmente la serenidad volverá a ser su hermosa compañera, lo que anhelo de todo corazón.

Feliz día para todos, José Gabriel Agesta.

Pueden compartir el mensaje respetando Las Fuentes y el Texto.

Diana Cerón-Otoya